28 de juny 2011

EL NO TAMBÉ ENS AJUDA A CRÉIXER

LA PSICÒLOGA EDUCATIVA I CLÍNICA MARÍA JESÚS ÁLAVA, EN PARLA EN AQUEST ARTICLE SOBRE UN TEMA MOLT INTERESSANT: "EL NO TAMBÉ ENS AJUDA A CRÉIXER".
ÉS EVIDENT QUE CAL MARCAR UNS LÍMITS BEN CLARS AMB ELS MÉS PETITS. PARLEM D'UNES PAUTES I UNS HÀBITS MOLT REGULARS QUE ELS AJUDARAN A CRÉIXER I, EN DEFINITIVA, A SER PERSONES COHERENTS I SOCIABLES.

Psicóloga educativa y clínica, orientadora de padres y con más de veinte años de experiencia de trabajo directo con niños, María Jesús Álava ha sido una tabla de salvación para muchos padres que casi habían tirado la toalla en la educación de sus hijos.
Autora de más de veinte títulos sobre temas relacionados con psicología, El NO también ayuda a crecer se basa en la exposición de casos reales para ofrecer a los padres desorientados o desesperados un completísimo programa para solucionar distintos problemas con los hijos.

¿Nos cuesta más a los padres de hoy decir «no»?
Sin duda, y es debido a un error en el concepto actual de educación, al que los psicólogos hemos contribuido. Hace veinticinco años parecía que todos los problemas de los hijos se debían a errores de los padres y saltó la alarma, sobre todo en Inglaterra y Estados Unidos: «¡Hay que tener mucho cuidado, no vayamos a traumatizar a los niños!»
Fue la reacción a una educación muy estricta, pero ha resultado un error profundísimo. Hoy, nos vienen a la consulta padres de niños que, ya con dos años, se han convertido en unos tiranos o en unos manipuladores. Antes, los padres tenían muy claro cuáles eran las pautas a seguir en la educación, pero ahora están hechos un lío.
Sin embargo, es necesario hacerse una pregunta: si a los adultos nos sería imposible vivir sin normas, ¿cómo podemos pensar que los niños pueden vivir sin ningún tipo de límites? Esas pautas, esos límites, los niños los buscan en los adultos, y es tarea de estos el proporcionárselo, porque los pequeños distinguen muy bien lo que está bien de lo que está mal y no se van a traumatizar por un límite sano. Además, nos entienden mucho mejor por nuestros gestos que por nuestras palabras. Tenemos demasiada tendencia a sermonear y las palabras, a sus ojos, están muy devaluadas.


¿Límite es igual a prohibición?
No, no hablamos de prohibiciones, sino de ofrecerles pautas: «hasta aquí puedes llegar, a partir de aquí, no.» No se trata de empezar a prohibirles todo, porque hay que dejarles un margen para que puedan desarrollar su temperamento, pero sí que debemos ofrecerles unas normas, unas pautas que les marquen las zonas en las que se pueden mover. En cuanto a los más pequeños, es importante marcarles unos hábitos muy regulares: los límites vendrían dados por el ritmo diario. Cuanto más pequeñitos, más importante es la regularidad.


¿Cómo perjudica a los niños la falta de límites?
Se trata de niños muy inseguros, excesivamente protegidos, no han podido generar sus propios recursos y suelen ser bastante egoístas. No han tenido la posibilidad de generar recursos para afrontar la frustración. En resumen, no pueden desarrollar la inteligencia emocional. Tienen muchas posibilidades de fracaso escolar, laboral. No saben trabajar en equipo y les va a costar más desenvolverse en la edad adulta, porque tienen poca capacidad de liderazgo.


¿Son distintos los niños de hoy?
Los niños son distintos porque las circunstancias han cambiado: muchos no tienen hermanos, están sometidos a una presión enorme, el consumismo los acosa. Ellos tienden a aislarse, son menos sociables que antes. En suma, apenas cuentan con espacio para ser niños. Jamás antes el medio había sido tan agresivo y nunca los padres lo habían tenido tan difícil. Por eso es tan importante darles pautas y normas, ofrecerles una orientación en un medio tan hostil.



¿Qué les diría a los padres que encuentran especialmente difícil poner límites?
Es cierto que a algunos padres les cuesta más decir «no». Por lo general, se trata de padres que pasan poco tiempo con sus hijos, y cuyo argumento es: «para lo poco que estoy con ellos, no les voy a decir que no.» Sin embargo, son precisamente esos niños los que necesitan una referencia más clara, ya que sus padres no están siempre ahí para dársela.
Por otra parte, los niños son distintos entre sí y sería un error tratarlos a todos por igual. Algunos niños son más complacientes, pero otros buscan el límite constantemente. Son esos, precisamente, los que lo tienen más complicado, y que necesitan un mayor esfuerzo por parte de los padres.